Un viaje soñado, de esos que cambian la vida, puede tener giros inesperados. Esta es la historia de una pareja de viajeros, su fiel compañera "la chata" y un rescate que parecía imposible, pero que gracias a la determinación y la ayuda correcta, tuvo un final feliz.
Todo comenzó con una decisión valiente: dejar todo atrás para recorrer América en una camioneta. Lo que siguió fueron tres años de una aventura increíble. Esta "chata", como la llamaban cariñosamente, fue mucho más que un simple vehículo; se convirtió en su refugio, su tienda de artesanías y, sobre todo, su hogar.
Con ella, recorrieron 16 países y manejaron más de 70.000 kilómetros, durmiendo en playas, montañas y campings. La chata no solo los llevaba de un lugar a otro, sino que con su simpatía les abría puertas en cada pueblo, conectándolos con la gente y sus historias. Era el símbolo de un sueño materializado.
Cuando ya estaban transitando los últimos destinos de su travesía, un imprevisto los obligó a regresar a Argentina de forma urgente. El plan se rompió y, sin otra alternativa, tuvieron que dejar a su amada chata en Canadá. El viaje terminó de manera abrupta, y su hogar rodante quedó a miles de kilómetros de distancia.
Pasaban los meses y la desesperación crecía. Nadie parecía poder ayudarlos a recuperarla, y la idea de perderla para siempre comenzaba a instalarse.
Justo cuando las esperanzas se desvanecían, apareció Blue Mail. Desde el primer momento, aceptaron el desafío de traer la chata de vuelta a casa. Se hicieron cargo de todo el complejo proceso, resolviendo trámites y papeles en cada aduana, todo esto en un contexto mundial sumamente complicado: en plena pandemia.
El operativo fue una verdadera odisea logística:
1. Remolcaron la camioneta más de 500 kilómetros a través de montañas y nieve hasta Vancouver.
2. Allí fue embarcada en un contenedor con destino a Cartagena, Colombia.
3. En Cartagena, el contenedor cambió de barco y zarpó hacia Montevideo, Uruguay.
4. Finalmente, llegó a Argentina por el puerto de Zárate.
Lo más importante para los viajeros fue que, durante todo este proceso, Blue Mail los mantuvo informados constantemente sobre el estado de su chata, brindándoles tranquilidad en medio de la incertidumbre. Hicieron posible lo que para todos parecía imposible.
Ahora, la chata ya está de vuelta en Argentina. Gracias a este rescate, la historia no terminó. Sus dueños ya están planeando nuevos destinos, listos para que su fiel compañera vuelva a rodar por las rutas del continente, sumando más kilómetros, paisajes e historias a su increíble viaje
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